Siempre han dicho que "no sabemos lo que tenemos, hasta que lo perdemos"...Que gran verdad...
Mientras estamos disfrutando de las personas, no nos paramos a pensar que algún día, más tarde o más temprano, se interpondrá esa dolorosa distancia...
Estos últimos meses me ha tocado vivir en un constante "echar de menos"...Me ha tocado sentir esa distancia...Y duele...Duele mucho...
Compartir unas horas, unos días, con personas que sin pretenderlo me han aportado y enseñado tanto, que me entienden sin necesidad de explicaciones, que me hacen reír y rien conmigo...personas que por pequeñas cosas, se hacen grandes, muy grandes...Y, al fin de esas horas, de esos días, vuelve la distancia a hacerse protagonista...Y es cuando les empiezo a echar de menos.
Que al cabo de 5 años, sin casi planearlo, se dé la suerte de encontrarme con la amiga que me ha acompañado incondicionalmente, que ha sabido estar a mi lado a pesar de vivir a miles de kilómetros, que me ha regalado confianza y ha sabido valorar la mía...Pasar unas pocas (grandes) horas riendo cara a cara, mirándonos a los ojos, dejando que el aire sea el medio de nuestra voz...Y que, después de eso, vuelva la distancia...Y la empiece a echar de menos.
Conocer a una persona que vive tan lejos, dejar que los sentimientos hablen, que el corazón dirija...Olvidar los pensamientos y escuchar el sentir...Disfrutar los pocos días, hacerlos intensos, hacerlos inolvidables...Crecer, aprender, querer, amar, reír, vivir...Y hacer frente a la distancia una vez y otra vez...Tragar lágrimas de despedidas pensando en las de un próximo encuentro...Y vuelve la distancia...Y vuelvo a echar de menos...
Enfermedades que vienen de la nada, que se apoderan de un ser querido...Decisiones duras que hay que tomar, decisiones que toma "mi estrella" para el bien de todos...Decisión que duele por no haber tiempo a despedidas, por no saber si esa determinada sonrisa de un día es el último adios...Y aparece una distancia más dolorosa que cualquier otra, una distancia que no podrá ser superada jamás...Y es cuando vuelve, tras muchos años, el diferente "echar de menos" que intensifica al infinito el dolor.
La vida está en constante movimiento, hoy estamos en un lugar, mañana estamos en otro...Y junto a eso está el vivir extrañando a otras personas...Desde las que tenemos más cerca a las que no volveré a ver jamás...Son pequeñas-grandes espinas que se van clavando en el camino, señal de que un día, por cada espina clavada, hubo un momento feliz...
[No es la distancia el comienzo del olvido..]
